Con fecha de 4 de enero de 2006 apareció publicado en el diario "El País", edición País Vasco, el siguiente titular: Cultura creará un servicio para defender el derecho de los ciudadanos a "vivir en euskera".
Dicho titular puede generar diferentes interrogantes. A mí, al menos, me los plantea.
Primero, ¿qué es "vivir en euskera"? Hasta el día de hoy, creía que podíamos pensar en euskera, pensar en castellano o en cualquiera de los idiomas hablados, utilizados en la Tierra cuando cualquiera de los terrícolas representábamos mentalmente, por ejemplo, unas vivencias. Vivir, lo que se dice vivir, vivimos en espacios físicos.
Un segundo interrogante puede ser el siguiente: ¿Por qué en vez de crear un servicio para el citado derecho, no se crea un SERVICIO por defender un DERECHO VITAL como es el de VIVIR EN EUSKADI o como queramos llamarlo a este espacio?
Un tercer interrogante, aunque en este caso es más que un interrogante, lo podría denominar sospecha maliciosa. Vaya de antemano, una realidad constatable: la dificultad que entraña recuperar las competencias lingüísticas de una población o, dicho de otro modo, procuar que los residentes en una comunidad se sientan dispuestos a aprender un idioma. Pero, esto, es otra historia, como diría un personaje cinematográfico. Véase Irma la dulce.
En ese afán de defender el derecho de los ciudadanos a "vivir en euskera", hay otros ciudadanos que "viven del euskera". Por supuesto que no me refiero, entre otros, a los docentes, a los lingüistas, a los escritores... No. Me refiero a aquéllos que, amparándose en los "derechos ajenos", son capaces de sacarse de la chistera conejos tan etéreos como el citado en el titular de la noticia. Ya he dicho que puede ser una sospecha maliciosa, pero ahí queda.