1.1.06

364 ó 365, no los he contado

Ayer a las doce de la noche comenzó un nuevo año. Al mismo tiempo que sonaban multitud de campanas, infinidad de personas congregadas en torno a una mesa, a una televisión o en otros lugares más insospechados exteriorizábamos a nuestros más allegados los mejores deseos para este año 2006. Quedan por delante bastantes días.
Siempre llegadas estas fechas expresamos que durante los próximos meses se cumplan todas nuestras esperanzas o dicho de otra manera: volvemos a reformular anhelos individuales y sociales reiterados año tras año, pero que, por un sinfin de circunstancias varias y que muchas veces son de todos conocidas, mas no reconocidas, no hemos visto cumplidos en los años precedentes.
¿Qué va a cambiar para que dichos logros frustados año tras año se vean cumplidos en este año 2006? ¿El ser humano? ¿Los condicionantes?¿Nuestro hartazgo?¿Nuestra desidia? ¿Se nos aparecerá la "virgen" y habremos encontrado la piedra filosofal para paliar nuestra rutina? ¿Realmente pensamos o creemos que estamos en condiciones, capacitados de MEJORAR EL MUNDO? Si lo estamos, ¿a qué hemos estado esperando? ¿A qué jugamos?
Ahora bien, ya entiendo por qué el ser humano no decide "arreglar" el mundo.
Si desde el origen de la Humanidad, ésta hubiese solucionado esta ecuación inacabable, ¿qué hubiese sido de las próximas generaciones?¿A qué se hubiesen dedicado y nosotros, los actuales gobernantes provisionales, estaríamos holgazaneando día tras día? ¡No! Hay que darle un poco de aliciente a nuestra vida y trasladar a las próximas generaciones unas ecuaciones todavía con más incógnitas, pero como estarán más instruidos y poseerán una tecnología más sofisticada tendrán más opciones para deshacer este entuerto o patata caliente que años tras año nos vamos pasando.