No es broma. Antes de publicar esta entrada, acababa de terminar de redactar otra titulada "Crema de Esaú". Hacía mención a un plato ofrecido el pasado día 2 de febrero en la Escuela de Hostelería de Santurtzi. Pero al terminar de redactar dicho texto y tratar de publicarlo, pude comprobar que, por más que lo intenté, no pude hacerlo. Resumiendo, que perdí el texto elaborado.
En esta ocasión si no surge ningún contratiempo, espero poder hacerlo. Muchos de vosotros, posibles lectores de esta entrada, ya conocéis la historia de Esaú. Éste era el hijo primogénito de Isaac y un día al regresar de caza a su casa se encontró con Jacob que había terminado de preparar un plato de lentejas. Le planteó: cambio de derechos de primogenitura por el plato de lentejas. Más no sé. No sé si Jacob aceptó o no.
Inicialmente crema de Esaú no fue el plato elegido por algunos de los que asistimos a dicha Escuela para comer un menú, pero ante la observación hecha por una empleada del local, unos decidimos cambiar de plato. Hoy día muchos restaurantes, sobre todo los nuevos, ofrecen a sus clientes cartas difícles de calificar. De entrada, la terminología empleada hace que empieces a preguntar a tirios y troyanos:
- ¿Alguien sabe que es ...? ( puntos suspensivos a rellenar por el posible lector o la posible lectora)
- Creo ... no sé... me parece...
Al final terminas preguntando al responsable de la mesa o pecando de atrevido te decides por un plato o por varios. Después de unos breves - o no tan breves porque dichos platos con esos nombres requieren una sofisticada elaboración- minutos llega el plato y nada más ingerir la primera cucharada, todos los que hemos cambiado de plato llegamos a la misma conclusión: es ...
Lo hemos comido casi desde niños, lo seguiremos comiendo muchas veces más, pero a partir de ahora algunos ya no comeremos puré de lentejas, sino crema de Esaú.